En esta ocasión el cazador no usó rifle, tampoco escopeta ni carabina. El arma fue pequeña pero eficaz: su preciada pistola con cacha de bronce e incrustaciones de marfil. La presa no merecía menos.
Ahora, el cazador ya no es más. La presa no escapó y bastó una bala para aniquilar a los dos.
martes, mayo 25, 2004
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario